El ministro de Justicia Garavano acaba de anunciar que el número de desaparecidos durante la última dictadura asciende a poco más de siete mil. Los organismos de derechos humanos, basados en los datos colectados, sostenemos que son más de treinta mil.
La afirmación de Garavano se basa en el informe producido por el gobierno radical de Raúl Alfonsin, que pretendió clausurar el tema en unos meses,,con el informe del Nunca Más. Ese escueto compendio dio lugar a las leyes de punto final y obediencia debida, destinadas a cortar las responsabilidades de los crímenes atroces a un puñado de generales.
El intento de Alfonsín fracasó estrepitosamente. Las leyes de punto final y obediencia debida fueron derogadas. La insistencia de Garavano y de su secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, que refrendó esa cifra, se inscriben en una maniobra destinada nuevamente al fracaso.
El obispo inglés Williams, un notorio negacionista del Holocausto judío, ha sostenido la misma teoría. No fueron seis millones de judíos, sino apenas algunos miles. El detalle entonces es minúsculo. El nazismo no fue tan grave como sistema de exterminio. Se exagera. No es para tanto. Los denunciantes mienten, para aprovecharse de lo ocurrido,
Con el mismo rancio libreto negacionista, los alfiles del gobierno de Macri pretenden minimizar la masacre perpetrada por la camarilla cívico militar que asoló el país en los setenta. Niegan que sea grave, niegan que sean tantos, niegan y omiten, que hubo bebés robados, asesinados arrojándolos al mar, niegan la atrocidad de un plan económico. Plan económico de Martínez de Hoz, que también fracasó estrepitosamente. Luego vino Malvinas y todos ellos se hundieron en la Historia,
La negación de las cifras resulto ridícula cuando las emitió un funcionario insignificante como Loperfido, figura señera del régimen de De la Rua, presidente que huyo por los techos de la casa de gobierno.
Pero en boca de estos dos personajes, es una revelación del intento de " reconciliar " a las fuerzas armadas con un futuro que las necesita para enfrentar, nuevamente, a la población que se resiste al ajuste, la miseria y la decadencia de una clase gobernante que carece de rumbo.
El CAJ denuncia la actitud misérrima de estos funcionarios ante la comunidad internacional, vaticinando que este nuevo intento negacionista,al igual que aquel del obispo Williams, no podra tapar el sol con los dedos de una mano.
El CAJ llama a una campaña nacional e internacional que ponga en su lugar al negacionismo del gobierno de Macri.