La muerte del joven Mariano Ferreyra estaba anunciada. Es el resultado de los vientos sembrados por el gobierno.
Cuando hubo huelgas de jóvenes delegados en el Casino de Buenos Aires, se organizó oficialmente la actuación de una patota sindical, que golpeaba de la mano con la gendarmería. Ante la huelga del hospital francés, se envió una patota oficialista a acallar el reclamo. Cuando los trabajadores del subte pedían mejoras salariales y su personería gremial, la patota sindical trató de quebrar la protesta con violencia, lo que sigue haciendo actualmente.Cuando las trabajadoras de Kraft-Terrabusi hicieron paro por reclamos sindicales, se las reprimió salvadamente. Lo mismo ocurrió con los trabajadores del Indec, los estatales del Ministerio de Economía, los petroleros y los docentes arrollados por funcionarios de la Patagonia, con los tariferos de Misiones. Nada de independencia para los jóvenes trabajadores, dice el gobierno. Encuadramiento callado dentro de los sindicatos oficiales. Política de estado.
El resultado está a la vista. Fríamente se organizó, con ayuda de la policía federal y bonaerense, que colaboraron con el operativo, una emboscada contra los trabajadores que manifestaban. Se los esperó en las calles de la ciudad, cuando la protesta ya se había desarrollado en provincia de Buenos Airees un grupo de tareas, perfectamente organizado, preparó la encerrona y disparó a mansalva, asesinando, provisoriamente, al joven trabajador Mariano Ferreira; Elsa Rodríguez, con un disparo en la cabeza, se debate en estas horas entre la vida y la muerte; hay otros tres heridos de gravedad. Por la cantidad de disparos, no han muerto más personas solo por azar.Fue una ejecución premeditada.
Los autores materiales- se los ve claramente en las filmaciones de la televisión- son de la Unión Ferroviaria. Se los ve también, en las filmaciones y las fotos, alineados previamente, levantando los brazos eufóricos, antes del ataque, en actitud similar a la tristemente célebre matanza de Ezeiza de la década del 70, perpetrada con apoyo del sindicalismo oficialista de entonces, cuyos herederos- hoy aliados en el gobierno- son los que acaban de perpetrar este crimen.
Los autores intelectuales, a los que la presidenta Kirchner declaró que hay que ubicar, ya pueden ser detenidos. El hijo del subsecretario de Transporte, Daniel Luna, fue uno de los dirigentes públicos del ataque; Pedraza, máximo dirigente de los ferroviarios que hicieron la emboscada, estuvo en el acto con la presidenta el viernes pasado en el acto por el 17 de octubre.
Si no se permiten aumentos salariales, ni el 82 por ciento móvil a los jubilados, si no se otorga personería o se la demora eternamente a la CTA, a los sindicatos de jóvenes que no se encuadran con la actual dirigencia oficialista, entonces matarlos es la consecuencia natural de una política.
La autoría criminal está en las usinas de los empresarios que dirigen sindicatos y que anuncian así la hora de su manera de hacer el "encuadramiento". Ese encuadramiento a sangre y fuego es una política de estado, implementada por empresarios- sindicalistas, patoteros; y avalada, finalmente, por los empresarios, sindicalistas o no, opositores, que han decidido condicionar de esta manera el futuro de la juventud que pugna por reclamar por sus derechos.
Existe un desarrollo creciente en las escuelas, las universidades, los sindicatos, de toda una camada de jóvenes que pugnan por democratizar la vida de sus ámbitos de estudio y de trabajo. Es contra ellos que esta dirigida esta acción, en vías de desarrollo.
En la década del 70, bandas armadas asolaban desde los sindicatos y el estado, asesinando jóvenes que querían organizarse democráticamente; estas formaban parte del gobierno. Ese pasado es el que está golpeando a la puerta. No hay que dejarlo pasar nuevamente.
No podemos abrigar la más mínima esperanza de que los autores intelectuales de este ataque a las libertades democráticas sean llevados ante la Justicia por el gobierno. Ante la movilización de la juventud laboriosa han sido y son, objetivamente, aliados en el ataque a los reclamos de la juventud.
El gobierno, con su política de alianza con la dirigencia venal de los sindicatos, con su posición cerril ante los elementales reclamos de los jóvenes sin salario y sin futuro, con su auspicio al secretario de Comercio Moreno y su método "efectivo" de la patota, es responsable de lo ocurrido.
Cabe entonces a esa misma juventud trabajadora, a los delegados y dirigentes sindicales consecuentes, a los estudiantes, a los organismos de derechos humanos independientes, a la ciudadanía en su conjunto, movilizarse incansablemente por el juicio y castigo a los que organizaron estos asesinatos, en favor de la independencia sindical y por las libertades democráticas, sabiendo que está en nuestras manos llevar ante la Justicia a los autores de este ataque al pueblo argentino.
COMITÉ DE ACCIÓN JURIDICA (CAJ)
Miembro de la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH).
21 de octubre de 2010.